El caso es que antes de que acabe el plazo, participo en el concurso con un FanFic que trata sobre el origen de Los Juegos del Hambre. Espero que lo disfrutéis (os lo dejo en Dropbox).
EL COMIENZO DEL FIN
El preciado sillón de cuero rojo se tambaleaba a causa de un hombre. Un hombre que había creado Panem, y lo había dividido en 13 distritos. Aquel hombre conseguía el respeto del pueblo, ya que gracias a él, todos vivían plenamente saludables y todos eran iguales, sin importar la procedencia o el color de piel. Aquel hombre era el presidente White. Pero ya le quedaba poco tiempo de vida. Su hijo sería quién ocuparía su puesto y se encargaría de mantener la paz en los distritos. Un día que nevaba, el hijo del presidente se acercó a una mujer embarazada con aspecto de bruja. Su color de pelo era verde y vestía unas extrañas prendas.
-Señora, necesito su ayuda-le confesó el muchacho.
-¿En qué puedo ayudarte?
-Quiero hacer… algo.
-Yo también, cariño, pero mi futura hija me quita demasiado tiempo-sentenció palpándose la barriga.
-¿Cómo se llamará?-preguntó curioso el joven.
-Effie. Effie Trinket. Espero que sea tan amable como yo-le dedicó una siniestra sonrisa.
El joven dudó que aquella mujer fuera buena persona. Pero él tampoco lo era. Tenía planeado algo muy gordo y necesitaría toda la ayuda posible.
-Bueno, ¿qué es lo que querías pedirme, joven?
-Pues… Quiero que me ayudes a asesinar a mi padre.
***
Los siguientes días fueron muy duros para todos. La cosecha real iba de mal en peor a causa de las fuertes lluvias. La madre de Effie Trinket, llamada Alyssa, se unió al joven hijo del presidente en sus intentos para asesinar a White. Ella esperaba poder, y el joven lo sabía. Pero no le molestaría, aunque era probable que tuviera que deshacerse de ella cuando consiguiera ascender a la presidencia de Panem. Una tarde lluviosa, Alyssa se acercó al presidente White con un mensaje urgente.
-Señor, alguien le está esperando en el jardín. Es un hombre, dice que es muy urgente hablar con usted.
El presidente se levantó sin dirigir una mirada a la mujer. Se acercó rápidamente al jardín en el que todo estaba mojado. Había rosas por todas partes. Su hijo estaba apoyado contra una pared.
-Necesito hablar contigo, papá.
-No hace falta que hables. Sé lo que pretendes. Sé lo que quieres. Has venido a matarme.
-Si tan listo te crees, ¿por qué has venido?-preguntó divertido el hijo.
-Porque sé que tienes suficiente corazón como para dejarme vivir.
Una sonrisa pícara se dibujo en el rostro del futuro presidente.
-Mi corazón será de un rojo vivo. Pero no de pureza, sino de la sangre que derramaré.
El movimiento fue rápido y preciso. El cuchillo atravesó el pecho del presidente y su vida se desvaneció. La sangre golpeó las rosas del jardín. White cayó al suelo mientras su hijo arrancó una rosa y la olió.
-Sangre y rosas...
-Es un olor interesante, presidente Snow-dijo una voz a su espalda.
Ahí se encontraba Alyssa.
-¿Presidente Snow?-preguntó el joven.
-Sí, ese es el nombre que elegimos, ¿no lo recuerdas?
-Claro. Será el nombre que recordarán generaciones. Me recordarán porque envidiarán mi riqueza y mi poder. Será el nombre de una rosa que creían blanca, pero que ahora se ha teñido de rojo.
***
Como era de esperar, el joven se convirtió en el presidente. Muchos aldeanos estaban contentos, ya que se quejaban de que White no les dejaba cazar por el bosque. Pero lo que no sabían, era que aquel era el comienzo del fin. Los alimentos dejaron de llegar a los distritos y se colocaron vallas por lo que era casi imposible conseguir comida. En un abrir y cerrar de ojos, la pobreza se extendió por todos los distritos. Además, se creó el Capitolio. Una ciudad alejada de los distritos en la que vivían los poderosos a los que no les faltaba de nada. Todo iban vestidos de manera extraña y sus cabellos habían sido sustituidos por pelucas de los colores más chillones que existen. A parte de aquella ciudad tan desconocida para algunos, también transformaron a muchos aldeanos en agentes de paz. Agentes que en vez de calmar a la gente, lo que hacían era crear terror entre la población. La situación era insostenible, pero el presidente Snow no iba a detenerse.
-Un día de estos, se rebelarán, señor-dijo uno de los mayordomos.
-No me importa, la verdad.
-Debería importarle, está en juego su puesto.
Snow hizo caso omiso a lo que dijo el hombre. Pero la situación empeoró. Cada vez que algún ciudadano moría a causa de la pobreza, otro de ellos tomaba la decisión de atacar al Capitolio. Y ocurrió lo inevitable. Todos los distritos se aliaron y comenzó el ataque. Saltaron las vallas, asesinaron a agentes de paz… Destruyeron todas las reliquias que los ricos habían conseguido a su costa. Pero el Capitolio supo devolver el golpe. Los agentes se multiplicaron y torturaron a cada rebelde que encontraban. Lanzaron misiles y bombas que destruyeron las cosechas y las viviendas. El distrito 13 quedó reducido a polvo. Todo lo que habían conseguido en la vida había sido aniquilado a causa de la pólvora. El distrito 13 había sido el comienzo de la rebelión y también el final. Al mismo momento que las víctimas de los ataques velaban por su familia muerta, Snow se regodeaba en el sillón que había pertenecido a su padre.
-Al final todo ha salido bien-dijo el presidente dirigiéndose a Alyssa, que se encontraba a su lado.
-Yo creo que necesitan un escarmiento mayor. Cuando se hayan recuperado, volverán a atacar.
-¿Deseas destruir los distritos?
-No, necesitamos pensar algo mucho más doloroso.
-De momento dejemos las cosas tal y como están. Vamos a disfrutar de una bonita estancia con el mejor vino posible.
-Sólo tienes 15 años.
-Da igual. Voy a disfrutar de esto. Un brindis por el poder y la riqueza-terminó tomando un largo trago de alcohol.
***
Los siguientes meses avanzaron con normalidad. Los distritos seguían tan sumisos como Snow los había dejado. Alyssa no dejaba de pasearse con su hija ya nacida en brazos. El presidente había encontrado la forma de vivir eternamente, de quitarse años, pero todavía no lo necesitaría. La verdad es que el Capitolio había mejorado insuperablemente en lo referente a cirugía. La gente se paseaba por la ciudad con tatuajes dorados imborrables que cambiaban según el estado de ánimo. Aquello era demasiado irreal. Los ricos eran demasiado ricos, y los pobres demasiado pobres. Pero los aldeanos no iban a dejarse pisotear. El vaticinio de Alyssa sobre otra posible revolución se cumplió, pero a una escala menor. Una tarde unos hombres entraron armados al jardín. Ningún agente de paz se acercó a ellos. La tranquilidad de Snow alertaba a Alyssa. Entonces, el presidente hizo un gesto y unas bestias enormes aparecieron en el jardín y devoraron a los rebeldes.
-¿Qué son esas cosas?-preguntó Alyssa.
-Mutos. Los hemos utilizado para controlar a los rebeldes, y la verdad es que funcionan muy bien-Snow no paraba de frotarse las manos, regodeándose por las bestias que había creado.
-Te lo dije, presidente.
-Sí, tenemos que hacer algo. Algo que les de miedo, que los paralice por completo… ¡Ya sé! Podemos crear una especie de show televisivo en el que jóvenes entrenados del Capitolio luchen a muerte contra dos jóvenes de cada distrito.
La idea no pareció entusiasmar a Alyssa, ya que tenía miedo de que su hija fuera a alguno de esos shows.
-Mmm… No. Creo que tengo una idea mucho mejor… No hay peor dolor que tener que destruir a las personas que más quieres.
Una sonrisa maligna se dibujó en su rostro.
En unos años, iban a comenzar los primeros Juegos del Hambre. Una joven y un joven de cada distrito serían elegidos al azar y lucharían hasta la muerte. Sólo podría quedar uno. Aquello iba a ser un bombazo. El día que el presidente lo anunció, los distritos comenzaron a protestar de manera violenta. Pero la decisión ya estaba tomada. Muchos de ellos pensaban que se trataba de una broma, pero años después, comenzaron a colocar un escenario en cada distrito. Y comenzó lo inevitable. Lo más sorprendente ocurrió en el distrito 12. Una niña salió a elegir al azar a los dos tributos que lucharían en la arena.
-Buenos días. Mi nombre es Effie Trinket y voy a ser quien elija a los tributos todos los años-casi se le escaparon las lágrimas al decir aquello.
La madre de Effie había muerto hacía meses. Todos apuntaban al suicidio, pero ella pudo oler el olor a sangre y rosas.
-Que… Que comiencen…-las palabras se atragantaban en sus labios.
Snow le hizo gestos para que terminara la frase desde abajo.
-¡Que comiencen los primeros Juegos del Hambre!
***
Katniss cerró el libro de golpe. Aquella parte era demasiado cruel. Solo sobrevivía uno. Y así todos los años hasta que llegaron los juegos en los que participó ella. Aquellos juegos habían sido el desencadenante de lo que eran ahora. Una familia tranquila. La cubierta del libro lo dejaba bien claro: “Historia de Panem”. Aquel era el libro que escribieron e ilustraron Peeta y ella. En él se hablaba sobre Lady, sobre Prim, Finnick, Cinna… Pero Katniss siempre leía la historia de los primeros Juegos del Hambre. La historia sobre Snow. Una historia que había sido realidad. Que había causado temor. Pero ya no debían tener miedo. Todo había acabado. La chica en llamas, el sinsajo ya no eran más… Que Katniss Everdeen.
Este relato CONTIENE SPOILERS muy poquitos, pero si no habéis terminado la trilogía, no leáis el FanFic.
Este relato participa en...
No lo leo porque no he leído la trilogía. Suerte en el sorteo!!
ResponderEliminarBesitos ^^
¡Holaaa!
ResponderEliminarEspero que tengas muy buena suerte en el concurso, esa trilogía es *.*
No leo el fanfic porque solo me he leído el primero de la trilogía, pero me guardo el link para leerlo en cuanto termine la trilogía ^^
Besoos
No lo leo porque no me he leído la trilogía, aún.
ResponderEliminarPD: Hola, Tota.
Yo sí lo he podido leer... y está súper bien, no voy a mentir. xD
ResponderEliminarPues nada, que sigas escribiendo así y mucha suerte para el concurso, seguro que ganas!
Un abrazo. :3
PD: Soy la única que lo ha leído por ahora? xD
PD2: Kuma comentando o.o (?)
Me encantó Cinder, una lectura a le que le tenía miedo pero que me sorprendió para bien!! =)
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